LA IGLESIA LUTERANA Y EL VIH Y SIDA


LUZ DIVINA DE MARQUEZ- IGLESIA LUTERANA EVANGELICA PERUANA EN LA CRISIS DEL VIH-SIDA HA ELEGIDO LA VIDA

¨      Ha elegido la vida sobre el fundamento de que Dios nos justifica por la sola fe, a través de la gracia. No tenemos dudas de que recibimos todos y todas el perdón y que está asegurada nuestra aceptación ante los ojos amorosos de Dios.

¨       Ha elegido la vida al hablar abiertamente y de forma responsable en la crisis del VIH-SIDA con el objetivo de  superar la discriminación y la estigmatización  de aquellos y aquellas que viven hoy con el vih-sida.

¨       Ha elegido la vida al abrir nuestros templos, nuestros hogares, nuestras instituciones y nuestros corazones, y al construir juntos una oportunidad de escucha y acompañamiento de todos y todas aquellos que viven con vih-sida.

¨       Ha elegido la vida al trabajar junto con nuestros hermanos y hermanas en construir una respuesta al vih-sida, compartiendo información y conocimientos, con la meta de superar la ignorancia que fundamenta todo temor y prejuicio.

¨       Ha elegido la vida al comprometerse en la cooperación con organismos gubernamentales, y de la sociedad en la construcción un mundo mas justo y solidario.

EL LAZO ROJO Y LA CRUZ DE CRISTO.
           El lazo rojo es hoy un símbolo mundial que utilizan todas aquellas personas e instituciones que quieren hacer visible su solidaridad con las personas que viven con vih-sida en su búsqueda de justicia e integración.

        Este lazo rojo que hoy colocamos sobre la cruz de Cristo es un signo de esperanza porque sabemos que si unimos nuestras manos y voluntades un día esta epidemia será vencida.

     El lazo rojo en torno a la cruz de Cristo quiere recordarnos la profunda comunión que él tuvo con   todos aquellos y aquellas que sufren marginación, exclusión y estigma.

    También quiere ser un símbolo de la solidaridad de nuestras comunidades con todos aquellos   y aquellas que son afectados por la epidemia del  vih-sida y la determinación para trabajar juntos en la superación de esta epidemia con la esperanza de que las futuras generaciones vivan una vida plena y rica como nos anuncia el Evangelio.
.